Con esta pregunta esta buscando entender si las acciones que está realizando, los objetivos que está persiguiendo y las decisiones que está tomando están alineadas con sus valores, pasiones y visión de vida a largo plazo.
Una de las teorías más aceptadas en la psicología para entender esta pregunta es la teoría de la autodeterminación de Deci y Ryan (1985). Según esta teoría, las personas buscan satisfacer tres necesidades psicológicas fundamentales: competencia, autonomía y relacionamiento. Una persona podría hacerse esta pregunta para evaluar si las actividades en su vida están satisfaciendo estas necesidades.
La competencia se refiere a la necesidad de sentirse capaz y eficaz en las interacciones con el entorno. La autonomía es la necesidad de sentir que uno es el origen y regulador de sus propias acciones, y el relacionamiento es la necesidad de sentirse conectado con los demás (Deci & Ryan, 1985).
Cuando alguien se hace la pregunta «¿Es esto lo que realmente quiero hacer con mi vida?», podría estar reflexionando sobre si su vida actual está promoviendo su sentido de competencia, autonomía y relacionamiento.
Además, esta pregunta puede surgir como un intento de verificar si su vida se siente significativa. Según el psicólogo Viktor Frankl (1946), encontrar un propósito en la vida puede ser una fuente de significado y felicidad. Una persona podría cuestionar si las actividades y objetivos de su vida se alinean con lo que encuentra significativo y valioso.
Finalmente, esta pregunta puede surgir desde un lugar de insatisfacción o inconformidad. La teoría del autodesarrollo de Carlo Antoni (2003) sugiere que las personas buscan crecer y cambiar a lo largo de su vida. Si alguien siente que su vida actual no está permitiendo este crecimiento o cambio, podría preguntarse si esto es realmente lo que quiere para su vida.
En resumen, al preguntar «¿Es esto lo que realmente quiero hacer con mi vida?», una persona podría estar buscando una mayor alineación con sus valores y pasiones, un sentido de competencia, autonomía y conexión, un propósito y significado en su vida, y oportunidades para el crecimiento y el cambio personal.
Una Gran Historia
«Elena era una mujer de inmensa tenacidad. Desde su juventud, se había esforzado por cumplir con las expectativas sociales: una impresionante educación, una carrera estable en contabilidad, y una bella familia. Pero un día, mientras observaba el reflejo del atardecer en su ventana, se encontró a sí misma preguntándose: «¿Es esto lo que realmente quiero hacer con mi vida?»
Elena había alcanzado un alto nivel de éxito según los estándares convencionales. Era una respetada contadora, admirada por sus colegas y amada por su familia. Pero, en su interior, había una sensación constante de vacío, un murmullo que la alertaba de que algo faltaba.
Su vida parecía estar en piloto automático, siguiendo una ruta predeterminada, sin que ella tuviera control real sobre su camino. Sentía una creciente brecha entre las experiencias que estaba viviendo y lo que anhelaba en lo profundo de su ser.
Decidió tomarse un tiempo para reflexionar. Pasó muchas noches meditando, recordando sus sueños de juventud, de explorar el mundo, de ayudar a las personas de maneras significativas. Se preguntó cuándo había desviado su rumbo original y comprendió que había seguido un camino que se esperaba de ella, en lugar del que realmente ansiaba.
Ella entendió que no quería renunciar a su carrera ni a su familia. Su dilema no era lo que tenía, sino cómo lo vivía. No estaba dedicando tiempo a sus verdaderas pasiones ni alimentando un propósito personal más allá de su carrera. Estaba perdiéndose de vivir una vida verdaderamente auténtica.
Elena decidió hacer cambios. Comenzó a reservar tiempo para ella misma, para hacer las cosas que amaba: aprender idiomas, practicar yoga, viajar y colaborar en organizaciones benéficas locales. Habló con su familia acerca de su necesidad de reequilibrar su vida, encontrando en ellos un fuerte respaldo.
A medida que integraba estos cambios en su vida, Elena comenzó a sentir una nueva satisfacción. Ya no estaba viviendo solo para trabajar, sino que estaba trabajando para vivir. En lugar de simplemente dejarse llevar por la corriente de la vida, estaba eligiendo activamente cómo quería vivirla.»
La historia de Elena nos enseña una lección invaluable: es fundamental hacer una pausa de vez en cuando y preguntarse si estamos viviendo la vida que queremos. Aunque es fácil dejarse llevar por las expectativas de la sociedad, cada uno de nosotros tiene el derecho y la responsabilidad de determinar el curso de su propia vida. Al final del día, lo que realmente importa no es lo que los demás esperan de nosotros, sino lo que nosotros mismos esperamos de nuestra vida.